domingo, 13 de enero de 2013

Ultima llamada para Hellit


Diego Ortiz y Patricia Sáez habían programado una escapada romántica. La maestra Elisabeth Curcho tenía que dar clases a un coro. Y al osteópata Iñigo Ruiz de Arechavaleta le aguardaba un curso de perfeccionamiento. Son tres de las catorce historias que ayer volaron rumbo a Barcelona. Fueron los últimos pasajeros en viajar con la compañía Helitt que, apenas dos meses y medio después de abrir esta línea, se despidió por la puerta de atrás del aeropuerto de Foronda, de nuevo huérfano de vuelos de pasajeros.
Todos los viajeros sabían que la aerolínea malagueña no les devolvería a territorio alavés. «Es una faena muy grande. En mi caso es la primera vez que viajo con ellos y la última», bromeaba Ruiz de Arechavaleta, «en negociaciones» con Helitt para que le devuelvan el dinero adelantado por «otros cuatro vuelos que cogí de aquí hasta primavera». En el caso de Diego y Patricia, su 'finde' acabará hoy antes de tiempo al cancelarse el enlace de vuelta, previsto para las diez de la noche, y cambiarlo por un largo regreso en tren al mediodía.
En la terminal alavesa, decorada con carteles del personal cuyos puestos de trabajo están en el aire, Roberto Miñón explicaba que «vamos por negocios y al cancelarnos la vuelta tendremos que regresar por Bilbao. Es una pena que quiten este vuelo, sobre todo para los que viajamos a menudo».
Con el billete impreso en papel de folio y escoltada por sus padres, Mónica Rodríguez aguardaba tranquila la llamada por megafonía. En este caso se trataba de un viaje solo de ida. Tras pasar las navidades en familia, regresaba a Bélgica, vía Barcelona, donde ejerce de responsable de proyectos en una firma ubicada en Amberes. «Ya me parecía raro que cuando cogí el vuelo por internet la mayoría de los asientos estuvieran libres», comentaba.
«50% de ocupación media»
Y es que la ocupación media del 50%, según los datos facilitados por Helitt, muy por debajo de las previsiones de un 75%, ha sido uno de los factores primordiales para el carpetazo anticipado a un proyecto que había insuflado algo de oxígeno al aeródromo con mejores instalaciones y menos usado de la cornisa cantábrica.
«Por favor, pon que lo que están haciendo con Foronda es un cachondeo y una falta de respeto a los alaveses. ¿Por qué nos mandan de nuevo a Bilbao para volar? A quienes corresponda, les digo que deberían esforzarse y apostar más por esta gran instalación», soltaba José Ignacio, padre de Mónica.
«Fue fantástico mientras duró. Viajo muy a menudo a Barcelona para dar clases de canto allí y ya me había acostumbrado a salir desde Foronda», evocaba más pragmática Curcho. La maestra de coro añadirá a partir de la próxima semana un par de horas más a sus desplazamientos a Barcelona «porque tendré que volar desde Bilbao, ¿qué le vamos a hacer?».
Con el cielo despejado y un par de grados sobre cero, los últimos de Helitt salieron de la terminal hacia el ATR 72 turbohélice de 66 plazas. En apenas cinco minutos se resolvió el embarque de todos ellos. Y para las 7.09 horas, seis minutos antes del horario previsto, despegaba el vuelo HTH 5606 con destino Barcelona. Con su estela alejándose hacia el Este, Foronda volvía a convertirse en un aeropuerto mudo.